Un ciudadano Congoleño,Bienvenu Mbutu, denunció el famoso comic de Hergé "Tintin en el Congo" por racista, y se está analizando en un tribunal de Brusellas, si efectivamente, se puede prohibir, o al menos advertir de su contenido,supuestamnet racista,con una etiqueta exterior.
La verdad es que el propio Hergé reconoció en 1949, que fue un comic saturado de clichés, y que,al contrario con posteriores aventuras del periodista del flequillo rubio,no se había documentado lo suficiente.
Como cualquier mirada atrás,corremos el riesgo de sacarlo de contexto.En el año 1930,Hergé comenzó a publicar por entregas la segunda aventura de su personaje mas famoso, tras la no exenta de polémica "Tintín en el país de los Soviets".Estamos hablando de un dibujante supeditado a las exigencias de su editor, y con ganas de hacer crecer a su personaje y embarcarle, entre otros destinos, a América.
Lo cierto es que la noticia pone en actualidad al personaje, justo en vísperas del estreno de la película de Spielberg.
Yo prefiero ahondar en lo que supone para los amantes al comic,la contribución de Hergé, en la creación de unos personajes únicos y unos lugares increíbles.De los lugares comunes, Tintín recorre con su perro Milú y el Capitan Hadock, Estados Unidos,Peru,China,Egipto,...Pero sobre todo ,donde la huella es mas profunda para los tintinologos,son lugares únicos,no exentos de parecidos con otros que existen o han existido,pero que dotan a las aventuras de Tintín de un nivel extra.De esos lugares creados para el personaje,destacan Borduria y Syldavia,que aparecen en el libro"El cetro de Ottokar", y que engrosan la galería de lugares imaginarios,que tanto enriquecen a la literatura.
Recomiendo a todo ávido lector, el gran trabajo recopilatorio de Alberto Manguel y Gianni Guadalupi "Breve guía de los lugares imaginarios", que como bien indica su nombre, recopila todos aquellos sitios dónde grandes autores situaron hechos y personajes.Algunos de dichos lugares,perfectamente descritos,con tal cantidad de datos orográficos,geográficos,demográficos,...que mas de un lectro ,buscó en su atlas desesperadamente.Uno de estos lugares fue nombrado indirectamnete en mi post anterior, la isla de Morel, en la que se desarrolla su invención.
No nos engañemos, igual que un autor se vuelve inmortal cuando su obra trasciende tiempo y espacio,los lugares imaginados por él, tambien adquieren carácter de existentes,tanto en cuanto,forman parte de nuestro subconsciente.
Además,muchos de ellos los revisitamos a menudo,ya que en ellos nos encontramos como en casa.Casi como el niño de "Donde viven los monstruos", el cuento de Maurice Sendak, en el que Max, el niño protagonista "huye" a la isla donde viven unas terriblemente entrañables criaturas con las que se lo pasa en grande.
Y es que, muchas veces,el sitio en el que mejor nos encontramos no responde a unas coordenadas de latitud y longitud determinadas.Su localización es mucho mas compleja, y no hay GPS que lo encuentre.Y menos mal,así seguirán siendo secretos.
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