Todas las mañanas tomo el tren para dirigirme a mi lugar de trabajo.Es un acto rutinario y exento de romanticismo.Para mi y para miles de usuarios mas que todos los días vamos hacinados como borregos a nuestros "puntos de engorde"(Douglas Coupland dixit).
Pero no siempre fue así.Hubo un tiempo en el que algunas líneas de ferrocarril unían lugares alejados por miles de kilómetros,atravesando territorios inhóspitos,parajes desolados,bosques enormes,cadenas montañosas,uniendo ciudades históricas de diferentes países...y todo ello sin perder el buen gusto y la elegancia.
Una de las líneas mas famosas de la historia era el Orient Express,que llegó a unir París con Estambul,antes Constantinopla.En su mayor apogeo,este tren paraba en las principales capitales centroeuropeas:Budapest,Viena,Belgrado,...
Contempladolo desde la perspectiva actual,el camino recorrido era enorme,no solo en kilómetros,tambien en el aspecto sociológico.Desde la capital de la modernidad europea partía un tren que llegaba hasta la puerta de oriente,asomándose al Bósforo,de cúpulas de mezquitas y minaretes,con olores a especias y a tinte de alfombra.
Pasajeros ilustres,reputados chefs en las cocinas.Lujo y aventura dándose la mano.No es de extrañar que Agatha Cristie, en su búsqueda de exóticos escenarios a los que trasladar sus repetitivas historias policiacas en mansiones de la campiña, llevara al inspector Poirot a resolver un crimen a bordo del mítico tren.Incluso cambió el título de la novela,ya que al principio se publicón como "Asesinato en el vagón(coche) de Calais".
El servicio solo se vió interrumpido con las dos grandes guerras.Es tal su encanto, que la línea continuó,con sobresaltos en la gestión,en un recorrido mas modesto,entre paris y Viena hasta el año 2002.Luego aparecieron las low-cost,el hombre del siglo XXI con sus ganas de fast trip,su poca inclinación a saborear el encanto del pasado,su vértigo,...
No obstante,todavía quedan amantes del placer de viajar de una forma distinta y sin prisas,y,por supuesto que se lo pueden permitir economicamente(los precios son desorbitados),como para generar una oferta de líneas turísticas que intentan conservar el espíritu de las pioneras.Con esta premisa se ha recuperado parte de la línea,con el Venice Simplon, entre Venecia y París,llegando en una sola ocasión al final del verano,hasta el fin de la línea original ,en estambul.
En nuestro país tenemos el ejemplo del tren transcatábrico (http://www.eltranscantabricogranlujo.com/, que recorre la cornisa norte de España por paisajes increíbles.
Lo asombroso es que cuando le preguntas a mi hijo de dos años como hace el tren,sin dudar dice:"Chu chuuuuu", hasta parece que imagina el vapor saliendo por la chimenea de la locomotora,algo que solo ha visto en dibujos o películas.
Otros tiempos... está claro. Pero aún cabe el romanticismo en cada viaje. La de miradas que cruzas cada mañana, veladas por las legañas, no dejan de tener su aquel.
ResponderEliminarSabes que Agatha nacio a escasos 4 km de donde me encuentro? Existe una ruta a bordo de un autobús decimonónico que te lleva a los lugares en los que ella recreó sus novelas. Es para verlo.
Un abrazo, Moreira.