Han sido meses muy raros.No por los cambios en si mismos, si no por la perspectiva del gran cambio que no acababa de ocurrir y que por fin llegó.
De la calma intranquila a la vorágine con calma.Del vértigo mas absoluto, desbocado y desmedido a la quietud previa a la tempestad.
Y es que uno no toma decisiones así todos los días, ni todos los meses, ni tan siquiera todos los años.
Por que hay veces,solo a veces, en los que un hombre tiene que hacer lo que un hombre tiene que hacer.Y una mujer.Y un niño.
Por que hay momentos en las vidas de todas las personas en los que hay que elegir, y como decía Ortega, al elegir matamos realidades posibles.
Solo el tiempo dirá si son buenas o malas.
En estos momentos intento apurar cada minuto en casa, cada segundo de compañia familiar.
Que se me queden grabadas las risas de mis hijos, sus voces que retumban en el salón, el olor de su piel, el brillo de sus ojos al reir, al llorar.
Y así ando, descontando los días para partir.Para alejarme de la q ha sido mi realidad vital en los últimos 42 años.
¿Estoy preparado para este cambio brutal?¿Para echar de menos a la familia, a los amigos, a mi paisaje habitual,a mi ciudad?Pues seguramente no.Uno nunca está preparado para el sacrificio, por mucho que lo haya visualizado 1.000 veces.
Pero esto es así.Alea jacta est.
En breve, le cambiaré el nombre al blog, o no.No lo se.
Lo que si se es que lo llenaré de entradas sobre la experiencia vital que va a suponer.E intentaré usar el blog como ancla,seré como la parte del compás que traza la curva, la que lleva el lápiz.
Y hasta aquí, de momento.
Hasta pronto.