Curiosamente, me he acordado del Hotel Ryugyŏng, un gigante de hormigón con forma piramidal, de proporciones faraónicas, que nunca llegó a terminarse, y que ha quedado como ejemplo de lo que supone vivir bajo el yugo de un loco megalómano.Situado en la capital, PyongGyang, sus 300 metros dominan el paisaje de la ciudad, aunque, durante años,las autoridades intentaron ocultarlo al mundo, para evitar la sensación de incapacidad para poder acabarlo.
Así , en el año 92,y sin el apoyo de la extinta URSS, se abandonó a su suerte, hasta que hace unos pocos años,la llegada de un grupo inversor, ha logrado un avance considerable del exterior del edificio.
Este post enlaza así involuntariamente con el anterior dedicado a la arquitectura del siglo XXI, y he recordado cuantos edificios del antiguo telón de acero han quedado varados en los oceanos del tiempo.Por ejemplo, en los Balcanes,testigos mudos de los acontecimientos mas violentos de la antigua Yugoeslavia, se alzan figuras escultóricas de otro planeta o de un futuro que nunca llegó.Son piezas del constructivismo soviético que salpican el paisaje montañoso y solitario de estas tierras.
Long life and prosper.........................................
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