Ultimamente no he estado muy dispuesto a introducir mis pensamientos en el blog.No he encontrado temas merecedores de ser vinculados al tema de la Sprezzatura.Corren tiempos bastante vulgares y tampoco puedo estar todo el día hablando del pasado.Pero la verdad es que es necesario poner negro sobre blanco para poder hacer introspección.En las ultimas semanas estoy volviendo a sentir como los momentos que corren favorecen la proliferación de una nueva horda de seres.Lo que vengo llamando "personas grises".Son aquellos que han pasado malas experiencias personales, laborales,..y son carne fresca para las empresas.Mano de obra cualificada eminentemente barata y dispuesta a acatar cualquier orden del tipo que sea.Personas que se sientan en su puesto de trabajo calladas y obedientes, intentando pasar desapercibidas.Que no alzan la voz.Que no se quejan.Que consideran que el premio está en tener trabajo, aunque por ello, te hagan sentir como un borrón, una mancha, un hecho asumible.
La analogías son infinitas.Mi memoria está llena de imágenes que lo ilustran: Los oficinistas de "Brazil", los ladrillos en el muro de Pink Floyd,los habitantes serviles del mundo futuro de "THX",....
Impersonales personalidades,anuladas por la necesidad y guiadas por la angustia.
Se que debajo de su capa de barniz negro se esconden personas con inquietudes, historias llenas de alegrias y tristezas, experiencias vitales dignas de ser compartidas.
Pero estos tiempos tan poco propicios amordazan los espíritus.
Lo malo es que las personas grises son Legión, ejercitos de trabajadores que se suben a los trenes,metros y autobuses cada mañana, sin pedir nada mas que poder seguir pagando sus facturas, sin futuro,sin proyección laboral.Personas que saben que el día no tiene mas valor que la llegada de la tarde para poder recogerse en sus domicilios al calor de sus seres queridos.
Ellos son parte de las víctimas de la coyuntura, las menos castigadas, las que "no tienen derecho a quejarse",pero la interacción con otros supone la consolidación del "gris" como denominador común en el colectivo.El efecto nocivo que me hace pensar en la inquietante escena final de "La invasión de los ultracuerpos" en su versión de los 70, cuando Donald Sutherland señala con el dedo a la última pareja no infectada emitiendo un grito para avisar a los suyos